Cuando llegué, me ofrecieron una bebida de cortesía y me llevaron a la lujosa habitación. Mi habitación estaba muy limpia, con flores frescas en el florero de la ventana que daba sobre el río Dart y el paisaje de Devon. Los binoculares prestados, para disfrutar de la vista, y una bolsa de regalo de cortesía de dulces, acompañaban a un lugar cómodamente moderno y acogedor. Pude observar las instalaciones del spa y los tratamientos disponibles. Hay en el hotel un gimnasio, salas de tratamientos, jacuzzi, baño de vapor y una piscina que genera una corriente de agua
para nadar en contra, lo que permite conseguir una buena sesión de ejercicios. Me encantó la piscina, pero no tuve tiempo de probar el menú de tratamientos. Tampoco pude comer en el restaurante principal. En su lugar, me encontré con unos amigos en un restaurante informal del hotel. Disfruté de las pequeñas cosas, que hicieron una noche excepcional, como que el personal me abra las puertas, o recibir una cálida bienvenida genuina.
Comí un menú de platos frescos de origen local, absolutamente deliciosos y todos hechos en casa por el chef. Todos estuvimos de acuerdo en lo bien que comimos y no pudimos resistirnos a un cóctel preparado por expertos.
Al día siguiente, tuve un desayuno en la habitación: bocadillos perfectamente cocidos, entregados a mi cuarto calientes y a tiempo. Definitivamente, me gustaría recomendar el Dart Marina Hotel & Spa. Si bien los niveles de calidad en todo el hotel son muy altos, lo mejor definitivamente es su gente, el servicio y la atención, son los detalles que hacen que este lugar se destaque entre todos los demás. ¡Definitivamente voy a volver!
